Pasta a la marinera
- Medio
- 40 min
- Kcal 588
El langostino es uno de los crustáceos más usados en la cocina con carnes finas y delicadas, si está fresquísimo puede comerse incluso crudo, muchas preparaciones a base de sushi prevén justamente el uso natural de este ingrediente.
En el mercado hay muchas variedades según el color de las carnes, se diferencian en blanco, rojo claro, rojo intenso y gris.
Aunque en el mercado se pueden comprar todo el año, los mejores meses para comprar los langostinos son de marzo a junio. Si los compráis frescos, aseguráos de que los langostinos estén vivos y que el ojo, las patas y las antenas sean móviles, el color debe ser vivo y brillante.
En esta ficha de la Escuela de Cocina os enseñamos cómo se limpian y cómo se pueden conservar los langostinos, este método de limpieza puede utilizarse también para gambas, camarones y langostinos tigre.
La limpieza sin embargo no es todo porque recordad que para obtener langostinos exquisitos es indispensable una cocción brevísima, de lo contrario las carnes se volverán duras.
Para limpiar los langostinos, primero enjuagadlos bajo el agua corriente, luego colocadlos sobre una tabla de cortar y separad la cabeza (1-2). Luego, siempre usando las manos, quitad las patas 3
y el caparazón 4, es decir, la coraza que protege las carnes. Podéis decidir en este caso, dependiendo de la preparación que queráis hacer, si dejar o no la parte final de la cola. Una vez limpio externamente, proceded a realizar una operación muy delicada, es decir, quitar el intestino interno: haced un corte en el dorso del langostino con un cuchillito 5 y eliminadlo tirando suavemente 6, procurando no romperlo.
Podéis realizar esta operación también con un palillo: insertadlo en la carne del langostino 7, localizad el intestino y tirad para eliminarlo (8-9).
Podéis limpiar los langostinos también cocidos: escaldadlos durante unos minutos en agua hirviendo, dejadlos sumergidos durante 4-5 minutos y escurridlos con una espumadera 10; dejadlos enfriar durante un par de minutos y luego proceded con la limpieza. Eliminad la cabeza, las patas y el caparazón (11-12), también en este caso podéis dejar la cola.
Haced un corte a lo largo del dorso y eliminad el intestino utilizando un palillo de dientes o un cuchillito de hoja delgada. Si están fresquísimos, los langostinos pueden congelarse tanto crudos como cocidos (13-14): en este último caso, dejadlos enfriar completamente, luego colocadlos en una bandeja y metedlos en el congelador para congelar 15; cuando estén sólidos, ponedlos en bolsas de congelación y congeladlos. Cuando sea el momento de utilizarlos, descongeladlos poniéndolos en el frigorífico la noche anterior para prepararlos y recordad cocinarlos poco, ¡porque obviamente ya han sido cocidos!