Raviolis de alcachofas con aroma de tomillo

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PRESENTACIÓN

Los raviolis de alcachofas con aroma de tomillo son un primer plato refinado y sabroso. Se trata de un plato sencillo de realizar incluso en casa que realza al máximo las versátiles alcachofas.
El relleno se prepara con alcachofas que se sazonan primero en la sartén y luego se trituran; a estas se acompaña el sabor más delicado de la ricotta, mientras que el toque extra, para un relleno con un aroma realmente especial, es la adición de tomillo y mejorana frescos.
El secreto para obtener un excelente relleno es no triturar excesivamente las alcachofas que servirán para el relleno, de modo que el relleno resulte aún más contundente.
En esta receta, los raviolis de alcachofas se condimentan con mantequilla derretida aromatizada con tomillo, pero podéis experimentar con lo que más os guste, como por ejemplo una salsa de quesos, o por qué no, con una salsa a base de tomate.

Probad también esta deliciosa variante: raviolis con hierbas aromáticas en la masa!

INGREDIENTES

Ingredientes para la pasta fresca
Harina 00 300 g
Huevos 3
para el relleno
Alcachofas 8
Ricotta de vaca 160 g
Mejorana 1 ramita
Tomillo 1 ramita
Aceite de oliva virgen extra 4 cucharas
Grana Padano DOP 60 g - para rallar
Cebollas 1 - pequeña
Ajo 1 diente
Vino - 1/2
Sal fina cantidad suficiente
Pimienta negra cantidad suficiente
Para condimentar
Mantequilla 150 g
Tomillo 4 ramitas
Grana Padano DOP 80 g - para rallar

Preparación

Para empezar, preparad la pasta fresca: verted en un bol la harina 00 tamizándola (podéis usar menos cantidad de harina y añadirla después si es necesario) 1, luego agregad los huevos ligeramente batidos y comenzad a trabajar todo con un tenedor 2; cuando los huevos se hayan absorbido, continuad a mano y transferid la masa a una superficie de trabajo. Trabajadla hasta crear una masa elástica y lisa, que podréis envolver en film 3, dejándola reposar durante unos 30 minutos en un lugar fresco.

Mientras la pasta fresca al huevo reposa, ocupáos del relleno empezando con la limpieza de las alcachofas, luego mondadlas y cortadlas. 4. Picar finamente la cebolla y hacerla pochar a fuego muy bajo durante unos 15 minutos junto con las cuatro cucharadas de aceite y el diente de ajo machacado o picado finamente, cuando la cebolla se haya vuelto transparente, añadid las alcachofas 5 y doradlas; hacia la mitad de la cocción, añadid el vino blanco 6 y salpimentad. Una vez cocidas, transferid las alcachofas al vaso de un robot de cocina y trituradlas de manera gruesa (deberán quedar aún trozos de alcachofa)

Una vez cocidas, transferid las alcachofas al vaso de un robot de cocina 7 y trituradlas de manera gruesa (deberán quedar aún trozos de alcachofa). Una vez obtenida la crema, transferidla a un bol y añadid la ricotta, las hojas frescas de mejorana 8 y de tomillo picadas, y finalmente el queso rallado 9. Mezclad bien todo 9.

Mezclad bien todo 10. En este punto podéis extender la masa hasta obtener una lámina bastante fina, cortadla en tiras de unos 10 cm de ancho, colocad el relleno en el centro 11 y cerrad las láminas sobre sí mismas 12.

Haced una ligera presión sobre la lámina con el dedo alrededor del relleno para que salga el aire del interior (13-14). Una vez listos 15

con un cortapastas, cortad los raviolis 16. A medida que preparéis los raviolis de alcachofas, colocadlos en un paño de cocina enharinado 17. Una vez que hayáis terminado, cocedlos en abundante agua con sal 18;

mientras los raviolis se cuecen, derretid la mantequilla en una sartén y añadid el tomillo fresco 19. Cuando los raviolis estén cocidos, escurridlos y salteadlos en la mantequilla aromatizada 20: dejad que se insaboreen durante unos minutos 21. Emplatad decorando el plato con algunas hojitas de tomillo, y como toque final, espolvoread con Grana Padano.

Conservación

Podéis conservar los raviolis en la nevera por un día como máximo en un recipiente hermético. Alternativamente, podéis congelarlos en crudo. Para la congelación, podéis colocar la bandeja con los raviolis en el congelador para que se endurezcan un par de horas. Cuando estén bien endurecidos, colocadlos en una bolsa de congelación, mejor si ya están en porciones, y volved a colocarlos en el congelador. Cuando los vayáis a utilizar, cocedlos directamente congelados en agua hirviendo y proceded según la receta.

Para la traducción de algunos textos, se pueden haber utilizado herramientas de inteligencia artificial.