Rosquillas de calabaza y canela

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PRESENTACIÓN

Imaginad la expresión de Homer Simpson al ver las rosquillas... ¡nosotros pusimos la misma cara soñadora cuando de nuestra cocina salieron estas deliciosas rosquillas de calabaza y canela! Habéis leído bien: son pequeños aros dulces fritos, a cuya masa no se les añaden patatas como de costumbre para hacerlas suaves, sino leche condensada y pulpa de calabaza. La canela luego se casa perfectamente con esta versátil hortaliza otoñal, para dar vida a una merienda que encantará a mayores y pequeños. Suaves y con un sabor delicadamente dulce, estas rosquillas de calabaza y canela realmente han salido con el agujero. ¡Probad para creer!

INGREDIENTES

Ingredientes para la masa de 25 rosquillas
Calabaza 160 g - peso cocido
Harina 00 325 g
Mantequilla 50 g
Ralladura de limón 1
Leche condensada 170 g
Canela en polvo 2 g
Levadura seca de cerveza 4 g
Azúcar 50 g
para freír
Aceite de cacahuete 600 g

Preparación

Para preparar las rosquillas de calabaza y canela, empezad con la preparación de la calabaza: cortadla por la mitad y eliminad las semillas y los filamentos internos 1. Luego divididla en rodajas más pequeñas que colocaréis en una bandeja de horno forrada con papel de horno 2. Hornead en horno estático precalentado a 200°C durante 60 minutos (si utilizáis el horno ventilado serán suficientes 180°C durante unos 50 minutos) 3.

Pasado el tiempo de cocción, sacad la bandeja 4, dejad enfriar un poco y eliminad la piel exterior 5. Luego, ayudándoos con un pasapurés, transformadla en puré 6, debéis obtener unos 200 g. Reservadla por el momento.

Proceded derritiendo la mantequilla en un cazo; una vez derretida dejadla enfriar un poco. A continuación, tamizad la harina en un bol grande 7. Ahora añadid la levadura deshidratada 8 y, ayudándoos con un colador de malla fina y una cuchara, tamizad también la calabaza en el bol 9.

Aromatizad rallando la cáscara de un limón no tratado. Luego añadid la canela 10, la mantequilla derretida ya tibia 11 y la leche condensada 12.

Trabajad enérgicamente la masa con las manos hasta obtener una mezcla homogénea 13: debe resultar compacta. Dadle forma esférica y dejad reposar en un bol cubierto con film transparente 14; dejad levar así a temperatura ambiente durante unas 2 horas. Pasado este tiempo, la masa debe haber duplicado su volumen 15.

Colocadla sobre una superficie ligeramente enharinada y estiradla con un rodillo 16 hasta obtener un disco de aproximadamente 0,5 cm de grosor. Cortadla con un cortapastas de 7 cm de diámetro 17. Repetid la operación para toda la masa y luego cortad cada disco internamente con un cortapastas de 3 cm de diámetro 18 para obtener la clásica forma de rosquilla con agujero central. Podéis continuar con el resto de la masa y amasar nuevamente los recortes para luego dejarlos reposar al menos 30 minutos a temperatura ambiente antes de estirar y cortar de nuevo.

Mientras creáis las rosquillas, colocadlas poco a poco en una bandeja forrada con papel de horno 19: tened cuidado de colocarlas bien separadas unas de otras. Esta operación es necesaria porque debéis dejarlas levar a temperatura ambiente una hora más: así distanciadas evitaréis que se peguen entre sí. Pasado el tiempo de levado, calentad el aceite y llevadlo a una temperatura de 170°C (os sugerimos medir la temperatura correcta con un termómetro de cocina). Sumergid las rosquillas 20, como máximo 2 a la vez para no bajar la temperatura del aceite. Dejadlas freír durante unos 2-3 minutos dándoles la vuelta a mitad de cocción con un tenedor o espumadera hasta que obtengan un color dorado por ambos lados 21.

Luego, ayudándoos con una espumadera, eliminad el exceso de aceite de las rosquillas levantándolas ligeramente del cazo y transferidlas a una bandeja forrada con papel absorbente de cocina para que se sequen 22. Si lo preferís, podéis rebozar en azúcar las rosquillas aún calientes 23 hasta que estén bien cubiertas en toda la superficie. Vuestras rosquillas de calabaza y canela están listas para ser degustadas 24.

Conservación

Sería preferible consumir las rosquillas de calabaza y canela recién preparadas, aún calientes, para disfrutar de su sabor crujiente. Sin embargo, podéis conservarlas durante unas horas bajo una campana de cristal o cerradas en un recipiente de lata.

Se desaconseja congelar.

Consejo

Si no sois amantes del limón, podéis sustituir la cáscara por la de una naranja. ¡Su sabor cítrico es perfecto en esta preparación!

Para la traducción de algunos textos, se pueden haber utilizado herramientas de inteligencia artificial.