Cómo limpiar la trufa

- Energia Kcal 31
- Carbohidratos g 0.7
- de los cuales azúcares g 0.7
- Proteína g 6
- Grasas g 0.5
- de las cuales grasas saturadas g 0.11
- Fibra g 8.5
- Sodio mg 55
- Dificultad: Muy fácil
- Tiempo de preparación: 10 min
- Porción: 10
- Costo: Alto
PRESENTACIÓN
La trufa, "escultura mágica de la tierra" para usar una poética descripción de Alessandro Haber, es un hongo subterráneo del cual se cuentan, solo en Europa, más de treinta especies diferentes. Su nombre deriva del latín tardío "terrae tufer" ("tuber" en latín clásico) que significa "crecimiento de tierra", justamente para recordar su particular forma irregular. Es un producto muy apreciado que se distingue en dos tipos principales: la trufa negra, también llamada trufa de Norcia y la más preciada trufa blanca, conocida con el nombre de trufa de Alba o piamontesa. Las dos especies deben tratarse de manera diferente en la cocina: para limpiar la trufa blanca se utiliza solo un cepillo o pincel de cerdas suaves, mientras que durante la limpieza la trufa negra se puede pasar también bajo agua fría. La variedad blanca, además, debería ser utilizada "para rallar" sin cocción, principalmente sobre platillos fríos o crudos, para preservar todo su aroma y suave sabor a avellana; al contrario, la trufa negra puede ser añadida a los platillos en cocción, al final. La trufa se combina a la perfección con platos de sabor delicado como los huevos escalfados o fritos, las fettuccine, los risottos, los ravioli, rellenos para verduras como en el caso de las cebollas, el tartar de Fassona al cuchillo o un gustoso plato a base de filete. ¡Aquí te mostramos cómo limpiar la trufa y cómo conservarla correctamente!
- INGREDIENTES
- Trufas 40 g
Cómo limpiar la trufa

Para conservar la trufa que habéis comprado o que os han regalado, podréis mantenerla algunos días cerrada en un frasco de vidrio, perfectamente limpio y seco. Para conservar toda su fragancia es necesario mantener un grado de humedad correcto en su interior. Para ello, se recomienda envolverla, aún sin lavar, con una gasa seca y limpia 1, o con papel de cocina o un trozo de tela sin olores a detergente. Lo importante es que se envuelva con un material transpirable que permita un intercambio de oxígeno. Luego colócala en un frasco de vidrio seco y limpio 2, cierra la tapa 3 y guarda el frasco en un lugar fresco, incluso en el estante menos frío del frigorífico, durante aproximadamente una semana.

Cuando llegue el momento de usar la trufa en vuestras preparaciones, si se trata de la negra, enjuágala bajo agua corriente fría para eliminar el exceso de tierra 4 y límpiala cuidadosamente removiendo toda impureza utilizando un cepillo o pincel de cerdas semiduras (si es trufa blanca, puedes usar un cepillo o pincel de cerdas muy suaves) 5. Hecho esto, la trufa estará lista para ser cortada finamente con el cortador de trufas adecuado 6, ¡para condimentar primeros platos, huevos o aromatizar tiernos filetes!