Tarta de queso al limón
- Medio
 - 46 min
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				Cuando se habla de cheesecake nos habéis preguntado muchísimas veces ¿cómo sustituir el mascarpone? Así que finalmente nos pusimos manos a la obra para presentaros nuestra cheesecake con ricotta. Sí, nosotros en Giallozafferano nos preocupamos por vuestras opiniones y peticiones y así hemos experimentado esta deliciosa cheesecake fría, que no tiene nada que ver con la New York Cheesecake que se cocina en el horno. En esta variante cruda, más o menos como hicimos con la Tarta de queso al limón, el pastel resultará delicado en sabor y con una consistencia aterciopelada: ¡se derretirá literalmente en la boca! Un final de comida al que seguramente vuestros invitados no podrán resistirse... podrían incluso atreverse a repetir, ¿sabéis? Probadla como alternativa a las otras dos cheesecakes de las que estáis enamoradísimos, las elegantes Mini cheesecake en versión individual y la golosísima Cheesecake de Nutella... ¡solo os queda armar el podio y contarnos cuál es la ganadora para vosotros!
										Para preparar la cheesecake de ricotta comenzamos con la base. Vierte las galletas en la batidora 1 y tritúralas hasta obtener migas finísimas. Transfiérelas a un bol y añade la mantequilla derretida (puede ser al microondas o a fuego lento en una cacerola) 2, mezcla con una cuchara 3.
										Vierte en un molde de 22 cm engrasado y forrado con papel de horno 4. Distribuye en su interior la mezcla ayudándote con el reverso de la cuchara formando una base lisa y una capa que cubra parte del borde 5. Coloca el molde en el congelador durante unos 30 minutos y mientras tanto, pon a remojo la gelatina en agua fría 6.
										Ahora pasamos a la crema. En un bol, vierte 200 g de nata y móntala hasta que esté suave y espumosa 7. Viértela a cucharadas en un bol con la ricotta 8 e incorpórala delicadamente 9.
										Luego calienta los restantes 30 g de nata en una cacerola 10, cuando haya alcanzado el punto de ebullición, escurre la gelatina y viértela en la nata 11. Mezcla con el fuego apagado hasta que la gelatina se haya disuelto completamente y luego añade a la crema 12.
										Endulza la preparación añadiendo el azúcar glas 13 y continúa mezclando delicadamente hasta que también se haya absorbido completamente 14. Recupera el molde y vierte la crema en él 15,
										nivelando con el reverso de una cuchara 16 y deja reposar en el frigorífico durante al menos 12 horas 17. Aquí está lista vuestra cheesecake de ricotta, decoradla al gusto con rodajas de fresas y algunas hojas de menta 18.