Tarta salada de calabacín y ricotta

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PRESENTACIÓN

Las tartas saladas son una opción deliciosa y versátil en la cocina, ideales para muchísimas ocasiones y listas para conquistar el paladar de todos. Esta vez os proponemos nuestra tarta salada de calabacines y ricotta, una variante fácil y sabrosa. Los calabacines son el ingrediente principal, que hemos decidido saltear simplemente en la sartén para no alterar su sabor delicado. La ricotta, con su cremosidad irresistible, envuelve a la perfección los calabacines y se convierte en el relleno perfecto para la base de hojaldre. Una decoración fácil y rápida hace que esta tarta salada de calabacines sea realmente particular y siguiendo nuestros consejos, estamos seguros de que esta tarta salada de verano se convertirá en la estrella indiscutible de vuestra mesa o vuestro picnic. Disfrutadla templada o a temperatura ambiente, estará excelente en ambos casos.

Aquí tenéis otras ideas para probar:

INGREDIENTES

para la tarta salada
Hojaldre 1 rollo - redonda
Grana Padano DOP 30 g
Pan rallado cantidad suficiente
Aceite de oliva virgen extra cantidad suficiente
Tomillo cantidad suficiente
para los calabacines
Calabacines 350 g
Aceite de oliva virgen extra cantidad suficiente
Ajo 1 diente
Sal fina cantidad suficiente
para la crema de ricotta
Ricotta de vaca 250 g
Huevos 2
Grana Padano DOP 100 g
Tomillo cantidad suficiente
Sal fina cantidad suficiente
Pimienta negra cantidad suficiente

Preparación

Para preparar la tarta salada de calabacines y ricotta, lo primero que hay que hacer es lavar y cortar los calabacines en rodajas bastante finas 1. Intentad obtener un grosor de 2-3 mm. En una sartén, echad un hilo de aceite y añadid un diente de ajo aplastado con su piel. Dejad que se infusione durante unos minutos, luego añadid los calabacines 2. Usad una sartén grande para que la mayoría de los calabacines no se superpongan. Añadid sal 3 y cocinad a fuego medio.

Cocinad durante 8-10 minutos, sin remover demasiado, hasta obtener unos calabacines tiernos pero ligeramente dorados 4. Quitad el ajo, reservad y dejad que se templen. Mientras tanto, trabajad la ricotta en un bol, utilizando un batidor de mano. Añadid los huevos 5 y el Grana Padano rallado, reservando un poco 6.

Incorporad una pizca de sal 7, una pizca de pimienta y el tomillo 8. Mezclad bien con el batidor, luego añadid los calabacines ya templados 9.

Mezclad con una cuchara de madera 10. Tomad el hojaldre y desenrolladlo con cuidado. Colocadlo en un molde, preferiblemente con fondo desmontable, de 24 cm de diámetro. Haced que los bordes se adhieran con cuidado, dejando que el exceso quede por fuera 11. Pinchad el fondo con las púas de un tenedor 12.

Esparcid la base con el Grana rallado reservado 13, esto servirá para aislar la base y evitar que se humedezca durante la cocción. Ahora verted el relleno 14 y nivelad con la espátula 15.

Dobláis los bordes, enrollándolos ligeramente 16 para formar un borde 17, sin presionar demasiado. Espolvoread la superficie con los otros 30 g de Grana rallado 18.

Espolvoread también con una ligera capa de pan rallado 19 para obtener un dorado perfecto, y más tomillo. Echad una abundante cucharada de aceite en un bol pequeño y mojéis el pincel. Pincelad así todo el borde 20. Rociad con el poco aceite residual (en el pincel y en el bol) también el resto de la tarta. Cocinadla en el horno estático a 200° durante 35-40 minutos. Desmoldadla con cuidado después de dejar que se temple y servidla 21.

Conservación

La tarta salada de ricotta y calabacines se conserva en el frigorífico durante 1-2 días.

Consejo

Si lo preferís, también podéis freír los calabacines y escurrirlos bien antes de añadirlos a la ricotta. Podéis añadir a la crema provolone rallado.

Para la traducción de algunos textos, se pueden haber utilizado herramientas de inteligencia artificial.