Huevos benedictinos

/5

PRESENTACIÓN

La costumbre anglosajona del brunch, la comida “fusión” por excelencia que une el desayuno con el almuerzo, también nos ha contagiado. Para honrarla de la mejor forma hemos elegido proponer un plato de la tradición americana perfecto para la ocasión: los huevos benedictinos (conocidos también como huevos Benedict). Se trata de un plato sustancioso y suculento que se inspira en el típico desayuno inglés. Los huevos benedictinos se presentan con una base crujiente de pan tostado coronado por un huevo escalfado aderezado con una aterciopelada salsa holandesa. Esta apetecible receta se declina en diversas versiones sabrosas enriquecidas con tentadores ingredientes, como por ejemplo jamón asado, bacon y salmón.

Si estáis pensando en organizar un brunch dominical con vuestros amigos no os perdáis nuestras mejores recetas para enriquecer vuestro menú:

INGREDIENTES

Ingredientes para el huevo
Huevos 4 - fresquísimas
Agua cantidad suficiente
Vinagre de vino blanco 10 g
para 200 g de salsa holandesa
Mantequilla clarificada 125 g
Yemas 2 - fresquísimos
Chalote 10 g
Zumo de limón ½
Agua 20 g
Vinagre de vino blanco 10 g
Pimienta negra en grano 2 g
Sal fina cantidad suficiente
para acompañar
Pan de molde blanco 4 rebanadas
Bacon 4 rebanadas
Salmón ahumado 4 rebanadas
Tomates de pera 1
Cebollino cantidad suficiente
Ensalada mixta cantidad suficiente

Preparación

Para preparar los huevos benedictinos, comenzad con la salsa holandesa, tomad la mantequilla clarificada 1, derretidla en un cazo o en el microondas y reservadla 2, luego exprimid el medio limón extrayendo su jugo 3.

Con un cuchillo de hoja lisa picad finamente la chalota 4. En un cazo verted el vinagre, el agua, la pimienta en grano y la chalota 5 y hervid la mezcla 6.

Filtrad el líquido hervido, transfiriéndolo a una cacerola al baño maría (o preparad un baño maría clásico si no tenéis una cacerola con baño maría incorporado) 7; aseguraos de que el agua en el recipiente inferior nunca toque el bol. Añadid también las yemas en la misma cacerola 8 y, con ayuda de una batidora, batid la mezcla constantemente a fuego moderado. Salpimentad 9 y continuad batiendo los huevos hasta que espesen.

En este punto, verted la mantequilla clarificada en un hilo, asegurándoos de seguir batiendo constantemente 10, hasta que toda la mantequilla esté incorporada y la salsa esté “montada” (esta operación requerirá más o menos 6 minutos). En este punto quitad la cacerola del fuego y añadid el jugo de limón. Reservad la salsa 11, manteniéndola caliente o transfiriéndola a un bol (a temperatura ambiente, no en el frigorífico). Recortad discos de las rebanadas de pan con un cortador de 6 cm de diámetro 12,

trasferidlos a una bandeja y engrasad ligeramente la superficie 13. Tostad el pan en horno estático a 180° durante unos 4 minutos, hasta que esté dorado. Pinchad las rebanadas de bacon con los pinchos 14 y pasadlas por el horno estático a 220° durante 5 minutos, así obtendréis rebanadas crujientes y onduladas. Finalmente, picad finamente el cebollino 15 y ponedlo en un bol pequeño.

Por último, dedicadse a la cocción de los huevos, para servirlos calientes. En una olla verted el agua y el vinagre 16, ponedla a calentar y, mientras tanto, romped el huevo en un bol pequeño aparte, teniendo cuidado de no dañar la yema. Una vez que el agua haya alcanzado el punto de ebullición, mezclad con una cuchara de madera para crear un vórtice, en cuyo centro verteréis el huevo entero 17. Esperad a que el huevo emerja ligeramente y, con la ayuda de una cuchara, envolved suavemente la clara alrededor del propio huevo 18.

Antes de poder sacar el huevo del agua, esperad un par de minutos. Retiradlo con una espumadera 19, colocadlo en un plato 20 y repetid la misma operación para los huevos restantes. Ahora componed vuestros huevos benedictinos: para la versión con salmón: colocad en un plato un crostini de pan previamente tostado en la base, poned unas hojas de lechuga, colocad una rodaja de salmón 21

y posteriormente el huevo escalfado 22. Dejad que la salsa holandesa se derrame sobre el huevo 23 y añadid cebollino, luego espolvoread con pimienta al gusto. Ahora ocupáos del relleno con bacon: colocad en un plato un crostini, añadid una rodaja de tomate 24,

el bacon crujiente 25 y para terminar completad con la salsa holandesa 26 y aromatizad con pimienta y cebollino al gusto. Servid enseguida vuestros huevos benedictinos 27.

Conservación

Se recomienda consumir los huevos benedictinos al momento. La salsa holandesa se conserva en el frigorífico en un recipiente hermético por un máximo de un día.

Consejo

La salsa holandesa es de difícil realización porque, como la mayoría de las salsas montadas, tiende a “cortarse”. Es posible utilizar una batidora eléctrica para batir constantemente la mezcla. Si no se dispone de una cacerola con baño maría incorporado y por lo tanto se realiza una cocción clásica al baño maría, es importante que la base del bol que contiene las yemas nunca toque el agua hirviendo, de lo contrario se corre el riesgo de cocer las yemas.

Curiosidad

La historia del origen de esta preparación es controvertida, de hecho existen varias leyendas sobre el origen de los huevos benedictinos que se difundieron como la pólvora en los restaurantes americanos a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Entre las historias más acreditadas está la de la señora LeGrand Benedict que por primera vez ordenó esta variante de los clásicos huevos con bacon para variar el menú habitual propuesto por el restaurante Delmonico's Restaurant de Nueva York. Otro anecdótico legendario se refiere al corredor de bolsa neoyorquino Lemuel Benedict. Se cuenta que una mañana se presentó en el restaurante del Waldorf Hotel pidiendo un desayuno sustancioso que él mismo compuso dando vida a los huevos benedictinos tal como los conocemos hoy.

Para la traducción de algunos textos, se pueden haber utilizado herramientas de inteligencia artificial.